Sería erróneo pensar que los valores positivos aquí expuestos son patrimonio exclusivo de los Masones, muchas personas sin serlo así como organizaciones están adheridas a ellos. Por otra parte, al ser muy reducido el número de Masones en relación al de la población mundial, ello representaría un fracaso de la condición humana.
No es preciso ser Masón para ser amante de la verdad, ético, solidario y buscador del perfeccionamiento moral e intelectual, tanto propio como colectivo. Los Masones nos permitimos la licencia de reconocer a quien, no habiendo sido Iniciado en Masonería, así siente y en consecuencia así actúa, distinguiéndole con el calificativo de “Masón sin Mandil”.